Vianney Lorenzo Solís Soto es uno de los sacerdotes más carismáticos que tiene la Diócesis de Ciudad Quesada, hoy destacado en la Parroquia San Rafael Arcángel, en Guatuso.
Es un hombre sencillo y un poco tímido al principio, pero, sentarse a conversar con él o escuchar sus prédicas da gusto, es como abrir las páginas de un libro que describen la importancia de la empatía, la solidaridad y la fe desde un Dios encarnado, más allá de un simple rito.
Con cara de gratitud, no duda en asegurar que fue el compromiso social del padre Elías Arias Benavides y la visión de progreso de monseñor Eladio Sancho Cambronero, el apóstol visionario, como lo llaman en el pueblo, quienes alimentaron su vocación.
“Era una época en que la vida de las comunidades y de la iglesia era diferente, era de compartir, de experiencias de entrega. Soy hijo de esa época que soñaba con una iglesia comprometida a partir de figuras como el padre Elías Arias y el padre Eladio Sancho, con sus visiones sociales y de progreso”, dice Solís.
Este mes de mayo, el padre Vianney conmemora 33 años consagrados al sacerdocio, con una amplia experiencia como misionero y desde la Pastoral Juvenil, acompañando a los jóvenes en su crecimiento como seres humanos y en el desarrollo de su compromiso cristiano.
Pensativo y más pausado, reconoce que este aniversario representa una oportunidad para analizar una historia de cambios, una historia que ha evolucionado a una dinámica social y tecnológica diferente, que promueve un comportamiento menos inquieto y más individualista.
“Pasamos de una época de máquinas de escribir y de teléfonos fijos a las redes sociales. Recuerda uno los encuentros de catequistas de hasta cuatro días, muchos de ellos viajaban horas a caballo desde sus distintos pueblos para llegar, era una época de entrega. Hoy, la comunicación es a distancia y con otro tipo de mentalidad en los agentes de pastoral”, recuerda el sacerdote.

Es sancarleño de cepa, nació en Ciudad Quesada hace ya 60 años. Es hijo de Jesús Solís Cubillo y Eida Soto Carvajal, un matrimonio de profundas raíces católicas.
Desde el hogar, sus padres también fortalecieron su fe y su vocación al servicio del pueblo de Dios desde aquel 1 de mayo de 1990, cuando fue consagrado sacerdote y donde continúa con entrega a las causas justas.
“33 años de ordenación sacerdotal también significan reubicarse, descubrir que el reino de Dios sigue presente y que debemos acompañar a los pueblos desde otra manera, menos estructurada dentro de una sociedad más solitaria”, menciona el presbítero.
Su compromiso con la Iglesia Católica va más allá del púlpito, el padre Vianney es un hombre de radio, con una voz privilegiada, que llama a la escucha y llega al alma, un promotor de la cultura y un analítico de la realidad nacional.
Desde el diario digital La Región celebramos su aniversario sacerdotal y esperamos que su luz siga brillando e iluminando el camino de muchos, como lo ha hecho hasta ahora.