La población costarricense envejece, una realidad que también tiene raíces en esta Zona Norte. En diferentes comunidades de San Carlos ya es común encontrar a un hombre o una mujer que ronda o supera los 100 años de edad.
Mayra Rojas Barquero, Trabajadora Social, mostró durante todo su tiempo laborado en la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) una gran pasión por el tema de los adultos mayores.
Ahora, que disfruta de su jubilación, se ha dedicado a recopilar biografías de personas centenarias que habitan en esta Zona Norte del país. Adicionalmente, trabaja en un proyecto personal de conformar el árbol genealógico del que se desprende ella y su familia.
Las zonas azules de nuestro país son aquellas localidades que se distinguen por la presencia de personas longevas, que se identifican particularmente en la península de Nicoya, concretamente, en comunidades como Hojancha, Nadayure, Carrillo, Santa Cruz y Nicoya.
Hoy, aunque no hay estudios específicos, se ha detectado la presencia en más lugares con un número significativo de personas de edad avanzada. San Carlos es una de esos territorios, según explica Rojas Barquero, basada en su experiencia como Trabajadora Social, quien afirma que solo en este cantón, ella cuenta con datos de una decena de vecinos que superan los 100 años de edad.
Algunos datos estadísticos
En 1930, la esperanza de vida al nacer se ubicaba en los 42 años en promedio. Para el año 1960, ésta logró aumentar a 64. En 1980, era de 67 y 10 años después, rondaba en los 70 años.
Actualmente la esperanza de vida al nacer en Costa Rica se ubica en los 81 años.
Lo anterior indica que como lo ha demostrado esa recopilación de la licenciada Rojas, cada día es mayor el número de adultos mayores en nuestras comunidades.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en Costa Rica la población mayor de los 60 años de edad es de 526.135. El 53% son mujeres y el 47% hombres.
Solo en San Carlos la población de personas con más de 60 años es de 23,430.

¿Estamos preparándonos para envejecer con dignidad?
El avance en la ciencia médica, que permite detectar con anticipación enfermedades letales, la mejoría en la atención preventiva en salud, el mayor acceso a agua limpia y el mejoramiento en las vías de comunicación son factores que hacen que la calidad de vida sea mayor y, por tanto, la esperanza de llegar a la longevidad aumenta.
Si bien es cierto que las condiciones socio-económicas son poco prometedoras, ya que el mismo INEC afirmaba que en 2022, de las personas mayores de 65 años, el 5,1 %, vivía en extrema pobreza, no solo el dinero influye en la posibilidad de llevar adelante una vida digna en la vejez, pues la parte afectiva, cultural y social son esenciales.
Así lo explica Mayra Rojas
“Las familias son más reducidas, las familias están muy enmarcadas en sus estilos de vida, que son muy diferentes a lo que ellos tenían anteriormente, entonces es más difícil que asuman la atención y el cuidado de los adultos mayores, quienes en una etapa requieren la atención y el cuidado de sus hijos o de sus más cercanos. Y, si un adulto mayor no fue cariñoso con su familia, o fue un padre o madre ausente, los hijos no van a querer asumir su responsabilidad”, señala la Trabajadora Social.
Esta nueva realidad nacional y regional también genera preguntas que se deben tener en cuenta en relación con la vejez: ¿Hay espacios y personas que acompañen para no caer en la crisis de la soledad?, ¿Se cuenta con una familia que cuide y acompañe con amor en esta etapa de la vida?, ¿Estamos destinando recursos económicos para atender a futuro las necesidades básicas de la vejez?
Para afrontar dicho proceso natural, progresivo e irreversible hay que prepararse, sin embargo, la mayor parte de la población ni lo piensa y la sociedad actual tampoco ayuda a mantener esa reflexión.
Mayra Rojas considera que, prepararse para vivir una vejez con calidad de vida es una decisión de cada uno.
“Lo ideal es que desde la niñez y la adolescencia nos vayamos preparando para la vejez. Si nosotros nos preguntamos: ¿Cómo quiero vivir esa vejez mía? ¿Cómo la voy a enfrentar cuando sea un adulto mayor? Nos vamos a preparar con un estilo de vida más saludable, con alimentación saludable, actividad física, a buscar mantener los vínculos de las relaciones familiares y con amigos más cercanos, que me van a hacer un adulto mayor más activo y con mejores condiciones físicas y emociones”, sostiene la Trabajadora Social.
Rojas Barquero insiste en que prepararse para la etapa de ser un adulto mayor es una decisión que a cada uno le toca asumir con responsabilidad desde ahora, para que las canas rían con dignidad junto a la sabiduría de la vejez.

Colaboró con esta información el presbítero Vianney Solís Soto.