En Upala, una empresa logra demostrar al país y a la comunidad internacional que es posible producir las mejores piñas para consumidores europeos y norteamericanos, mientras los árboles de especies nativas cubren de frutos sus copas y suelos, para alimentar aves y otros animales silvestres.
En los últimos años, Upala Agrícola puso en marcha una rigurosa política socioambiental, que hoy da sus frutos.
Cerca de mil hectáreas resguardan los piñales y conforman corredores biológicos, que a su vez se conectan con similares, como el de la ruta Maleku y el Parque Nacional Rincón de La Vieja, que protegen más de 114 mil hectáreas de bosques, lo que permite que la vida silvestre pueda coexistir con los sembradíos de piña para exportación.
Luis Vázquez, encargado de comunicación de esta empresa, manifestó que tales esfuerzos hicieron posible firmar desde hace un año un convenio con la Agencia para la Cooperación Alemana (GIZ), para realizar un monitoreo ecológico y evaluar qué tan funcional está siendo dicho trabajo de conservación.
Cámaras captan pumas, venados, monos y hasta el perezoso
Vásquez explicó que gracias a este trabajo en pro de la biodiversidad, hoy Upala Agrícola le garantiza a la humanidad 187 especies de árboles nativos, que representan el 9% de la totalidad de especies que tiene el país.

El monitoreo ecológico, con la colocación de 11 cámaras trampa, ha identificado tres de las cuatro especies de monos que tiene Costa Rica, incluyendo el mono araña, en peligro de extinción; gran variedad de felinos, que van desde los manigordos hasta los pumas, osos hormigueros, tepezcuintles, venados, murciélagos y el popular oso perezoso.
“Hoy, en países como República Dominicana se está utilizando la experiencia de esta empresa costarricense, para replicar estos esfuerzos”, destacó Luis Vásquez.
Upala Agrícola es la primera empresa del sector piñero que GIZ utiliza como modelo para otras del país y el mundo en protección de la biodiversidad.
La Región conoció que otro esfuerzo importante que realizan son alianzas con las comunidades y finqueros de la zona con el objetivo de fortalecer los corredores de conservación como una alternativa para recuperar la fragmentación de ecosistemas.