Paulino Cambronero Drapper es un joven de 26 años de edad, vecino de Crucitas de Cutris de San Carlos, una de las comunidades con sus fuentes de agua clausuradas por el Ministerio de Salud por contener altos niveles de mercurio.
Pese a su corta edad, tiene un hogar establecido y es padre de dos niñas, una de 3 añitos y la otra es apenas una recién nacida.
Como los muchachos de su edad, Paulino está lleno de sueños, anhela un ambiente sano, ver crecer a sus retoños y darles la protección y la calidad de vida que ellas merecen.
“Lo que uno anhela es que se le ponga un alto definitivo al tema de la minería ilegal en Crucitas y que haya agua potable para todas las personas que vivimos ahí, lo cual es un derecho humano, un recurso vital para la salud”, mencionó Cambronero.
Cada mañana, al abrir sus ojos, le da gracias a la vida y ve el futuro con esperanza, aunque reconoce que también la incertidumbre lo golpea, ya que es uno de los ocho vecinos de Crucitas a los que exámenes de laboratorio confirmaron altos niveles de mercurio en su organismo.
Este joven contó al diario digital La Región que fue en octubre de 2022 cuando expertos de la Universidad de Costa Rica (UCR), luego de analizar su sangre, le indicaron que dicho elemento químico dentro de su cuerpo está tres veces por encima de lo permitido por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Lo que a uno más le preocupa es que de acuerdo con lo que nos dijeron en la UCR, en Costa Rica no existe de momento ningún tratamiento que permita limpiar el mercurio de mi cuerpo. Esta situación es preocupante y angustiante, no solo para mí, sino que para todo el pueblo”, añadió Paulino.
De acuerdo con la OMS, el máximo de mercurio permitido es de 0,006 microgramos por litro de sangre y Paulino tiene 28 mcg/l, es decir, tres veces más de lo permitido por la norma internacional.
Como si fuera poco, Costa Rica no cuenta con un tratamiento que permita expulsarlo del organismo.
“En la Universidad de Costa Rica me dijeron que el exceso de mercurio en el cuerpo humano produce pérdida de memoria en algunos casos, afecta el sistema nervioso central de las personas, la piel e, incluso, puede llegar a producir malformaciones genéticas, lo que uno espera que no llegue a suceder”, dijo Paulino.
Debido a esta realidad en las comunidades fronterizas, el Ministerio de Salud clausuró los acueductos y pozos artesanales de Chamorro, Chorrerras, Crucitas y El Roble de Cutris, Llano Verde y El Jocote de Pocosol, ya que, en algunas de esas fuentes de agua, los niveles de mercurio son hasta 65 veces más altos de lo que dicta la norma técnica.
“Los niveles de contaminación en el agua de esas comunidades fronterizas son alarmante”, reconoció el Dr. Luis Diego Ugalde, jefe de la Unidad Regional del Ministerio de Salud, en la sesión ordinaria de esta semana del Concejo Municipal de San Carlos.
Los regidores le solicitaron al Gobierno de la República la aprobación de un Decreto de Emergencia para Cutris y Pocosol, que permita atender esta crisis de una manera más expedita y con más recursos, pero, aún no ha habido respuesta, según las autoridades municipales.
Mientras tanto, Paulino Cambronero Drapper es positivo y trabaja por un mejor futuro cada día, confía en que los efectos en su salud por la exposición al mercurio no lleguen a manifestarse y que la vida le permita alcanzar sus sueños al lado de los que ama.
