Adriano Corrales Arias*
Hace pocos días expuse mis libros en el Centro Cívico para la Paz de Aguas Zarcas, San Carlos, invitado por la Biblioteca Pública de ese centro con motivo de su séptimo aniversario. No conocía. Me sorprendió la calidad y amplitud de sus instalaciones y la gran afluencia de jóvenes. Conversando con muchos de ellos y con funcionarios del centro y del Consejo de la Persona Joven, me entero de que los centros son un programa de gestión y articulación interinstitucional, sobre todo entre el Ministerio de Justica y Paz, el Ministerio de Cultura y Juventud y las municipalidades donde se asientan. De allí la complejidad para articular acciones con funcionarios de diversas instituciones.
De paso y de regreso entre Ciudad Quesada y Aguas Zarcas, pude detenerme un momento a contemplar el estado de doloroso abandono en que se encuentra el Parque de Agua Caliente, conocido como El Tucanito, otrora administrado y operacionalizado por la Asociación de Desarrollo Cultural y Turístico de la Región Huetar Norte, de la cual, en sus inicios, fui miembro activo. Dicha asociación fue la creadora del Complejo Cultural o Casa de la Cultura de Ciudad Quesada, ente que también, desafortunadamente, arrastra serias deficiencias en cuanto a su mantenimiento y a las políticas de promoción cultural y artística.
Recuerdo que, en tanto se construía el complejo cultural, un político local – exdiputado para más señas – considerando que dicha asociación le reportaría réditos políticos, organizó a sus huestes para apoderarse de la misma, dando al traste con sus postulados originarios y politizando vulgarmente su gestión. Dicho golpe es el que aún se arrastra, pues nunca se pudo lograr la necesaria coordinación con el municipio, el Ministerio de Cultura y otras instituciones, dado el alto grado de tensión politiquera.
Esa noche – sábado 11 del 11 – me cité con un par de amigos a cenar en uno de los restaurantes alrededor del parque central de La Villa. Entonces hubimos de sufrir la “fiesta inaugural” de la iluminación navideña del parque: con una ruidosa y aparatosa parafernalia farandulesca se “iluminó” la noche de electricidad palpitante; la novedad del alumbrado consistía en una serie de lugares comunes, mismos que propicia la aculturación comercial, sin diseño artístico alguno que valiese la pena, tal y como podría esperarse. Una gran masa deliraba por el desfile de agrupaciones musicales locales cual bailongo patrocinado por la municipalidad. – Alguien me comentó que el costo de dicho “gala” rondaba los once millones de colones –. Y no es que esté en contra de la celebración, impostada a todas luces –¿navidad desde noviembre? –, sino en cuanto a su contenido populachero, chabacano.
Diferente sería si se propiciara un festival cultural navideño con orquestas de cámara, sinfónicas, coros, colectivos de danza y teatro, recitativos o lecturas literarias, muestras de libros y de arte, etc. (Creo que dentro del “concierto” popular hubo un numerito dancístico y teatral, pero descontextualizado). Es decir, una propuesta cultural/artística que eleve los niveles de ejecución y apreciación artística de los ciudadanos y que intensifique la acción sociocultural de casas de la cultura, centros cívicos, asociaciones, universidades, instituciones de secundaria, talleres literarios, colectivos artísticos y otros.
Pero, igual que con la solitaria actividad de los funcionarios del Centro Cívico para la Paz, el deleznable abandono del parque de Agua Caliente (El Tucanito) y la poca incidencia de las políticas – ¿o la inexistencia? – del Complejo Cultural, la iluminación del parque de Ciudad Quesada no pasó del lamentable espectáculo de pan y circo (Panem et circenses) donde el gobierno local, al unísono con el central, intenta manener tranquila a la población para ocultar hechos controvertidos (¿se está investigando los hechos acaecidos en el río Aguas Zarcas, es decir, quién o quiénes otorgaron permisos para construir sobre un relleno en la ribera de ese río?, por ejemplo), entregando a las masas entretenimiento de baja calidad con criterios asistencialistas y claramante politiqueros, si nos atenemos a la cercanía de las elecciones municipales.
*Escritor.