A partir de este domingo 19 de noviembre, Nicaragua dejará de ser miembro de la Organización de Estados Americanos (OEA), una acción que se hace efectiva a dos años de que Daniel Ortega decidió retirar al país del organismo.
Ahora, Estados Unidos y sus socios anticipan continuar evaluando todas las herramientas para instar al gobierno nicaragüense a cumplir sus obligaciones.
En entrevista con la Voz de América, Eric Jacobstein, subsecretario adjunto de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental, que cubre América Central, Cuba y la migración regional, del Departamento de Estado, aseguró que EEUU -junto a una coalición de países de la OEA- siguen evaluando cómo pueden trabajar para presionar a Nicaragua a que cese la represión y restituya la democracia.
En 2021, el canciller de Nicaragua, Dennis Moncada, señaló a la OEA como un foro político para actuar como instrumento de injerencia e intervención de los Estados Unidos.
“La decisión de Nicaragua es una movida fragante para socavar los esfuerzos de la OEA de demandar la rendición de cuentas por parte del régimen por sus continuos abusos a los derechos humanos”, dijo Jacobstein a la VOA.
Entre los abusos mencionados por el funcionario se encuentran condenas y maltratos a presos políticos, ataques al periodismo independiente y a grupos religiosos, y el cierre de cientos de organizaciones de la sociedad civil.
“Seguiremos evaluando cómo podemos trabajar con la amplia coalición de países dentro de la OEA para presionar a Nicaragua que cese la represión y restituya la democracia”, apuntó Jacobstein.
Posibilidad de sanciones “continúa sobre la mesa”
Este jueves, como parte de las medidas adicionales para abordar la situación de Nicaragua, el presidente, Joe Biden, extendió por un año más el decreto que considera a Nicaragua como una amenaza inusual y extraordinaria a su seguridad nacional.
Jacobstein dijo a la VOA que esta extensión “deja claro que los gobiernos que niegan a sus pueblos los derechos humanos o amenazan los intereses de seguridad de sus vecinos, no deben esperar que sus relaciones políticas, económicas y comerciales no se vean afectadas”.