La Zona Norte despertó de luto este miércoles 1 de diciembre. Doña María Francisca Morales Matamoros, una incansable activista ambiental de San Carlos y defensora de la calidad de vida de las mujeres rurales, murió anoche, a sus 88 años de edad.
Ella vivía en el barrio Lourdes, en el distrito de La Palmera, rodeada de plantas medicinales, árboles frutales, perros y vacas.
Su parcela también aportaba el pasto para que sus vaquitas se alimentaran de forma natural y le dieran la leche necesaria para elaborar a diario el queso y la natilla, que eran parte de su sustento e ingreso económico.
Era bajita de estatura, tenía el cabello cano y el rostro arrugado por el paso de los años, pero la voz firme y su figura, difícilmente, pasaba inadvertida.
Esta Sancarleña de corazón, que hoy nos deja, es parte de la Galería de las Mujeres de Costa Rica desde 2002.
Nuestro país le reconoció su trayectoria de vida como campesina, madre, excelente ser humano e incansable activista ambiental, empeñada en el mejoramiento de la calidad de vida de las mujeres de las zonas rurales.
Ella nació en marzo de 1933 en La Peña de Zarcero, pero emigró a San Carlos, donde desarrolló su vida. Era viuda y solo tuvo un hijo.
Doña Francisca también dedicó parte de su vida como partera y según contaba, vio nacer a más de 500 niños.
Ayudar a que cientos de mujeres dieran a luz sin complicaciones fue su vocación durante casi cuatro décadas.
“En el año 1951 me tocó, solita, atender el primer parto. Al principio sentí nervios, tenía claro que, si cometía un error, podía significar la muerte de la madre y del niño. Antes de tomar la tijera para cortar el primer cordón umbilical, puse todo en manos de Dios y la Virgen. En casi cuatro horas que duró la labor de parto, me puse tensa, sudé, pero luego respiré profundamente cuando el niño nació. La alegría fue enorme, pues había pasado la prueba”, dijo Morales en una conversación con el periodista, Carlos Hernández, también de grata memoria.
Doña María Francisca Morales representó y seguirá representando a las campesinas que actúan convencidas y sin miedo. ¡Descanse en paz, doña Francisca!