Los casos de malaria no solo siguen presentándose en comunidades como Coquital, Medio Queso y La Tocha de Los Chiles. Las autoridades sanitarias encendieron luces de alerta porque, en este nuevo año, la enfermedad se ha ampliado a Santa Cecilia y San Francisco, poniendo en peligro la salud de sus habitantes.
Si bien las lluvias han reducido su presencia en la frontera Norte y son menos los charcos de agua donde se reproduce el mosquito que transmite el mal, la migración irregular favorece su transmisión.
Es que los casos de malaria aumentan día con día en Nicaragua.
En la vecina Nación, el Ministerio de Salud (MINSA) de ese país reveló que solo en la primera semana de febrero se presentaron 289 casos, un 4% más comparado con la última semana de enero.
Se trata de un escenario que inquieta a los especialistas nuestros porque en Los Chiles, en las primeras semanas de este 2022 han sido diagnosticados más de 50 casos.
“Uno de los factores que facilita los casos de malaria es el movimiento migratorio, tanto a nivel externo como interno por razones de trabajo”, expuso la Directora del Área Rectora de Salud en ese cantón, la Dra. Jennifer González.
Aunque la malaria no es contagiosa por contacto, los extranjeros que llegan infectados, al ser picados por mosquitos los vuelven portadores de la enfermedad.
Agregó que el personal de salud sigue trabajando en prevención, con visitas casa por casa en el cordón fronterizo para detectar a personas con síntomas, tomar muestras de sangre, suministrar medicamentos a sospechosos, entregar toldos y fumigar áreas cercanas al domicilio.
En 2021, en Los Chiles hubo 198 casos de malaria.
La malaria o paludismo es una enfermedad causada por el parásito Plasmodium, que transmite el mosquito Anopheles.

El parásito ingresa al hígado luego de que la persona es picada por un mosquito infectado y migra hacia la sangre, donde contamina los glóbulos rojos. Puede causar fiebres muy altas, escalofríos y anemia.
Los primeros síntomas surgen de forma repentina. En los casos más graves, destruye células sanguíneas y daña la circulación, los riñones y provoca la muerte.
Semanas atrás, la Directora regional del Ministerio de Salud, la Dra. Claudia Rosales, expresó que, como parte de la estrategia contra la malaria, también trabajan en educar a la población y en la capacitación de actores sociales.
“Además de la búsqueda activa de los casos, seguimos educando a las familias, capacitamos a líderes comunitarios para que ellos mantengan una actitud de alerta entre sus vecinos y coordinación con empresas para fortalecer la prevención”, dijo la Dra. Rosales.
Un caso es sospechoso cuando una persona que reside o ha visitado un área malárica presenta un cuadro de fiebre intermitente, dolor de cabeza, dolor muscular, escalofríos y sudoración.
Para las autoridades sanitarias, la prevención y el diagnóstico oportuno son clave para ponerle un alto a este mal que amenaza la salud de la Zona Norte.