Davieles Preciado es una joven madre venezolana, de solo 20 años, a quien encontramos tratando de descansar con su hijo Daviel, en una parada de buses en Ciudad Quesada.

Su sueño lo tiene claro, esta artesana de la vida ni siquiera piensa en ella, es darle un lugar con mayores oportunidades a su retoño y para eso, ya ha superado los horrores que en sus entrañas esconden las imponentes montañas del Darién, límite entre Colombia y Panamá y sabe que aún les faltan aún muchos kilómetros para su meta: Estados Unidos.

El viaje a través de la Montaña del Darién presenta una serie de obstáculos, historias de muerte, asaltos y horror. La selva densa, los terrenos montañosos y las condiciones climáticas extremas plantean riesgos físicos, desafíos emocionales y psicológicos, la incertidumbre sobre lo que le espera al otro lado, el miedo a ser detenidas por las autoridades o a caer en manos de traficantes de personas.

Todo eso se suma a la carga mental que estas madres deben llevar y a pesar de esas dificultades, su determinación es inquebrantable y como Davieles, siguen adelante con una esperanza inflexible en su corazón.

Pese al cansancio y el hambre, estos momentos son los que alimentan el alma de esta artesana de la vida. Foto La Región.

¡Solo pido que mi hijo no pase hambre, yo puedo aguantar!

Antes de aceptar la entrevista nos alerta:¨Voy a llorar, esto para mi ha sido muy duro y me he arrepentido muchas veces de exponer a mi hijo a tantas cosas y si le pasa algo, creo nunca me lo perdonaría¨.

Oriunda de Maracaibo, Davieles lleva ya 25 días de camino y sobre esta aventura confiesa:

¨Lo pensé mucho, en realidad no quería salir de Colombia, ahí habíamos llegado en busca de mejores oportunidades, pensaba en mi hijo de cuatro años, eso sería duro y riesgoso para él, las enfermedades, los grupos criminales, la selva, los ríos.

Motivada por mi compañero Gabriel, nos aventuramos. Fueron cuatro días por las montañas del Darién, ahí me arrepentí muchas veces de haberme venido, quería devolverme, que me deportaran, le pedía perdón a mi hijo por hacerlo pasar por esos peligros, tenía hambre y para mí lo más importante es que él comiera, yo aguantaba.

Ya en la frontera con Costa Rica, algunos nos veían feo, muchos no entienden nuestra situación, pero de cien personas, alguien nos ayuda y la prioridad es la comida de mi hijo¨.

Dormir abrazada de su hijo

Las lágrimas cubren su rostro y con la voz entrecortada por los recuerdos, esta madre migrante expresa su dolor por lo que les pueda pasar en el camino.

Ella sabe que les toca enfrentar en cada país por donde pasen, las “selvas urbanas¨, donde coyotes, delincuentes comunes, adictos y hasta la gente común y corriente, les hace aún más dura la travesía.

Las historias de trata de personas aterrorizan a Davieles, quien cuenta que su madre desde Venezuela, la anima a luchar y le aconseja no dejar a su hijo Daviel ni un minuto solo, duermen en la calle o en campamentos en la montaña y para asegurar que nada malo le pase, debe abrazado y no confiar en nadie su seguridad.

El sueño de Davieles es lograr ingresar a EEUU con el deseo de ofrecer un mejor porvenir a su hijo. Foto La Región.

Deseo una casita donde descansar, al menos, una semana

Los sueños de una madre migrante son distintos, no espera maquillaje, ropa nueva, una cena elegante. Su sueño es en esta travesía, poder encontrar alguien que les facilite una casa o un apartamento donde descansar dignamente una semana, dejar todos esos temores que la calle impone día a día en la vida de migrante.

¨Quiero que mi hijo descanse, pueda dormir arropado y seguro, poder prepárale una comida y descansar, tomar fuerza para lo que queda, porque ya no hay vuelta atrás, esta lucha es por él¨, asegura Davieles.

El calvario de esta madre migrante nos salpica. Mientras sus lágrimas siguen cayendo, no podemos evitar que también nuestros ojos expresen los sentimientos.

Esto nos motiva para invitarle, si llegó al final de esta historia a meditar, a ver con ojos de compasión y con generosidad a estos seres humanos, a estas artesanas de la vida, que como aves migratorias, vuelan aún con sus alas rotas en busca de algo mejor para sus polluelos,

La historia de Davieles es la de muchas madres venezolanas migrantes y su sacrificada travesía hacia Estados Unidos, es un recordatorio poderoso de la capacidad humana y de una madre para sobreponerse a la adversidad y luchar por una vida mejor.

Madre venezolana, artesana de la vida: "No me perdonaría si a mi hijo le pasa algo"| La Región
(8) Madre venezolana, artesana de la vida: “No me perdonaría si a mi hijo le pasa algo”| La Región – YouTube
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