Aquello que pasa por la cabeza de los perros cuando están con nosotros ha sido siempre un tema de debate. Nos genera una curiosidad tremenda entender la manera como funciona la mente de un can. ¿Cómo piensan? ¿Qué saben del mundo? ¿Sienten emociones como nosotros? ¿Puede distinguir lo que es el amor?
Desde hace miles de años, en casi todos los lugares donde hay seres humanos, también hay perros. En cuanto decidieron entrar en nuestras vidas ya no quisieron apartarse más. Son nuestros amigos, de una manera que otros animales no pueden serlo e, incluso, algunos seres humanos tampoco.
Para Jules Howard, divulgador de zoología y experto en este tema, todo comenzó en Europa o Asia, cuando un lobo conoció a una persona, siendo ambos intrépidos y valientes, y se creó entre ellos una relación especial que se basaba en algo más que la comida.
“Me hubiera encantado estar allí. Pienso mucho en ello”, señala.
Howard, colaborador habitual de medios como The Guardian y Science Focus, ha publicado un libro que trata sobre la relación entre perros y humanos desde una perspectiva científica y cultural.
Titulado en español Un ser maravilloso, en las cerca de 288 páginas que lo componen, se adentra en la complejidad de la mente de estos animales y los secretos que guardan. Al tiempo, el libro es una carta de amor a estos peluditos y una declaración a la ciencia, con todo y sus errores.
Durante mucho tiempo, los perros fueron menospreciados y considerados simples animales domésticos. Sin embargo, en los últimos años, una nueva generación de científicos ha redescubierto su valor y ha comenzado a explorar las impresionantes capacidades cognitivas de los canes. Para comprender verdaderamente a estos seres maravillosos, se requería un enfoque fresco y compasivo.
A través del amor y la compasión, estos seres han revelado una mirada única sobre el mundo y han brindado respuestas a preguntas fundamentales de la vida. Su rápida adaptación a vivir cerca de los humanos ha sido un enigma intrigante para los científicos.
Parece que los perros y los humanos comparten similitudes como mamíferos sociales, enfrentando desafíos ecológicos similares en términos de convivencia en grupos, coordinación y solución de problemas relacionados con la supervivencia.