La esclavitud no es una reliquia del pasado, que creíamos abolida. Su versión moderna cuenta, actualmente, con unos 50 millones de personas, de acuerdo con las últimas estimaciones mundiales que publicó este lunes la Organización Internacional del Trabajo sobre este tipo de servidumbre.
La mayoría de ellas, 28 millones, son víctimas de trabajos forzados y el resto, 22 millones, viven atrapadas en matrimonios forzados. Unas cifras que no pararon de crecer durante los últimos cinco años, con diez millones más de personas en situación de esclavitud moderna en comparación con las estimaciones mundiales de 2016.
El informe del organismo especializado destaca que el fenómeno de la esclavitud moderna aparece en casi todos los países del mundo y que trasciende líneas étnicas, culturales y religiosas. Más de la mitad, 52% de todos los trabajos forzados y una cuarta parte de todos los matrimonios forzados se produce en países de renta media-alta o alta.
La mayoría de los casos de trabajo forzoso, 86%, se localizaron dentro de la economía privada y el restante 14% se dio en el ámbito estatal. Un 63% de los afectados por esta forma de explotación trabaja en diversos sectores y un 23% se desempeña en la explotación sexual comercial forzosa, un área en la que casi cuatro de cada cinco personas son mujeres o niñas.
El número total de mujeres y niñas en situación de trabajo forzoso suma 11,8 millones, mientras que el número de niños que lo padecen y tampoco acuden a la escuela son más de 3,3 millones.
Los trabajadores migrantes presentan más del triple de probabilidades de estar en situación de trabajo forzoso que sus contrapartes no migrantes.
Aunque la migración por causas laborales tiene un efecto ampliamente positivo en las personas, los hogares, las comunidades y las sociedades, este hallazgo demuestra cómo los migrantes son particularmente vulnerables al trabajo forzoso y a la trata de personas, ya sea causada por la migración irregular, o por las prácticas de contratación injustas y poco éticas.
El director general de la Organización, Guy Ryder, calificó de “escandaloso” el hecho de que no se produzcan mejoras en la situación de esclavitud, ya que “nada puede justificar” la perpetuación de “este abuso fundamental de los derechos humanos”.