Colaboró con esta nota, Ramón Menenses.
Nacida en La Cruz, Guanacaste, de origen jamaiquino por parte de su padre y con más de treinta años de vivir en Upala, en donde es enfermera auxiliar en el hospital del cantón, Cricelde Temple Morales es una de las mejores atletas, no solo de Upala, sino de esta Región Norte de Costa Rica.
Ella es velocista en 100-200 y 400 metros planos, con más de 500 medallas y ha representado al cantón de Upala y al país en innumerables justas deportivas.
Su carrera deportiva la inició a los 11 años de edad, en la escuela en Santa Cruz de Guanacaste, donde su padre le inculcó el amor por el atletismo, siendo su entrenador personal.
Cuenta Cricelde que inició compitiendo descalza, su familia era muy pobre, eran varios hermanos en pobreza extrema y no tenían plata como para comprarle un par de zapatos. Uno de sus recuerdos es escuchar a su padre decirle a su mamá un día antes de la competencia ¨A Griseldita, échemele un guineo más, para que aguante mañana y gane¨.
De joven fue la primer medallista de oro en Juegos Deportivos Nacionales de Santa Cruz y cuando se trasladó a Upala, comenzó a representar al cantón en diferentes competencias, llevando con orgullo el nombre de dicho territorio fronterizo y el país donde quiera que iba. Incluso, de sus propios recursos se hizo una bandera con el nombre de Costa Rica y Upala.
¨Me dicen la negra Upaleña y me siento orgullosa de representar esta tierra¨, afirma esta atleta.
Las pocas máquinas para hacer ejercicio nuevas o usadas las ha comprado ella misma; recuerda que una persona buen corazón le donó algunos zapatos y trajes para competir, aunque, por lo general. ella se los costea, incluyendo su bandera de Costa Rica, que siempre la lleva y le acompaña, pues ella misma la personalizó con la leyenda “la Negra Upaleña”, como la llaman en las competencias y justas deportivas donde participa y que la hace sentirse orgullosa.
Sin hacerlo como un reclamo, Cricelde cuenta que nunca ha tenido apoyo de instituciones como la municipalidad o el Comité Cantonal de Deportes. En Upala tampoco existen instalaciones, ni condiciones mínimas para que atletas cómo ella y los jóvenes que participan en los juegos nacionales puedan entrenar.
Para poder participar en las justas deportivas tiene que pagar de su bolsillo las inscripciones, el transporte y, muchas veces, las estadías fuera del país.
Ella agradece que algunas personas se hayan solidarizado algunas veces al ver la situación económica cuando ha tenido que competir fuera de Costa Rica y, al menos, le hayan dado alojamiento.
Otras veces, sus compañeros de trabajo han hecho recolectas y en una ocasión, hasta convirtió su casa en centro de reciclaje de envases plástico y latas de aluminio, que la gente le lleva para autofinanciarse.
Es normal ver a esta atleta upaleña entrenar a la orilla de la calle, frente a su casa, marcando las calles para auto cronometrarse y esquivando vehículos. Su tiempo y rutina diaria comprenden la atención de su hijo especial por las mañanas, el trabajo como enfermera auxiliar y cuando regresa a su casa, por la tarde, saca tiempo para entrenarse.
Cricelde, “la Negra Upaleña”, confiesa su adicción al deporte en la disciplina del atletismo y su motor que la anima a esforzarse, pese a las adversidades es su hijo en condición especial, de 15 años de edad. Muchas veces ha tenido que irse con el corazón partido, pues lo tiene que dejar al cuido de su otra hija adolescente, por ello, sus triunfos y medallas se los dedica a su hijo en condición especial.