Las acciones recientes de la administración de Daniel Ortega en contra de la Iglesia Católica, la cual ha sufrido una de las embestidas más feroces durante los últimos 30 años, debería tener consecuencias de magnitudes similares, aseguran expertos.
En menos de un mes, Ortega ha arreciado la persecución contra la Iglesia al cancelar, al menos 11 radioemisoras locales y cuatro canales de TV por cable, en donde los sacerdotes transmitían sus homilías. Pero también ha impuesto “de facto”, casa por cárcel a los sacerdotes críticos a su gestión.
Por ejemplo, monseñor Rolando Álvarez fue impedido este jueves de oficiar una misa en la Catedral de Matagalpa, al norte del país.
Ante este panorama, el expresidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, dijo que la comunidad internacional debe aumentar la presión contra Ortega de forma tal que los propios países centroamericanos, vecinos del mandatario sandinista, entiendan que sus propias actitudes durante estos días son contraproducentes.
“Usted sabe que está a punto de reelegirse el presidente del Banco Centroamericano de Integración Económica y ya él se está acomodando a la dictadura, haciéndole concesiones, y para agravar la situación, los presidentes del SICA están a punto de dar por bueno al candidato de la dictadura a la secretaría general del SICA. Estas son acciones que van en contra de la democracia porque facilitan al dictador continuar desplegando su represión sin ningún límite”, señaló Solís.
Por esa razón, el exmandatario tico considera que debe haber solidaridad internacional ante las personas víctimas de los ataques de Ortega, especialmente de la Unión Europea y de algunos países que son todavía cooperantes con Nicaragua, como los nórdicos y el propio Estados Unidos.
“Deben continuar fortaleciendo sus medidas de presión de manera que la dictadura, aun cuando no haga caso de esas medidas, tenga que pagar de alguna manera el precio de su osadía y de su brutalidad”, expresó Solís.
En esa misma línea coincidió por separado el exasesor de la Organización de Estados Americanos, Guillermo Belt, quien agregó que la Iglesia católica, tanto en Nicaragua como en el Vaticano y las conferencias episcopales en muchos países deberían estar manifestándose en rechazo en lo que considera un ataque frontal contra la institución religiosa.