Desde el cultivo hasta su disposición final, el tabaco está asociado con daños ambientales como la deforestación, la pérdida de biodiversidad, contaminación de fuentes de agua, incendios forestales, contaminación del aire y la generación de residuos sólidos y químicos.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OMS), alrededor de 600 millones árboles son cortados para la fabricación de cigarrillos y más de 84.000 millones de toneladas métricas de CO2 emitidas a la atmósfera, lo que aumentan la temperatura del planeta.
De acuerdo con datos del Observatorio de Vigilancia de Estrategias e intervenciones en Salud para el Cumplimiento de la Ley 9028 (OVEIS), Costa Rica ha presentado una disminución significativa tanto en el número de hectáreas dedicadas al cultivo de tabaco como en la cantidad de toneladas métricas de tabaco producidas.
A partir de estos datos, se considera que en Costa Rica se debe centrar la atención del impacto ambiental generado por el ciclo del tabaco, en las etapas de consumo y post consumo, puesto que son las que generan mayores niveles de contaminación.
Colillas de cigarro, un peligroso y subestimado residuo
Las colillas de cigarro son de los residuos más comunes recolectados en playas, calles, aceras, lugares públicos y son una de las principales causas de contaminación de los suelos y los ecosistemas marinos.
Desafortunadamente, alrededor de un 75% de los fumadores tiran las colillas de cigarro al suelo, incluso en lugares públicos.
De acuerdo con la OMS, hasta dos tercios de cada cigarrillo fumado termina desechado en el suelo y una sola colilla puede contaminar hasta 50 litros de agua potable.
El Ministerio de Salud y la Universidad de Costa Rica (UCR), entre otras instituciones, instan a la población a realizar acciones de vigilancia y denuncia para la reapropiación de espacios 100% libres del humo de tabaco y vapeo como lo son playas, parques y otros sitios turísticos y de recreación.
También, hacen un llamado a los consumidores a respetar estos ambientes.