El papa Francisco actualizó este sábado las normas sobre el tratamiento de los abusos sexuales en la Iglesia Católica, ampliando su alcance para incluir a los líderes laicos y precisando que tanto los menores como los adultos pueden ser víctimas.
El Pontífice emitió un decreto histórico en 2019, que obliga a todos los sacerdotes y miembros de órdenes religiosas a denunciar cualquier sospecha de abuso, y responsabiliza directamente a los obispos de cualquier acto de ese tipo que ellos mismos cometan o encubran.
Las disposiciones se introdujeron inicialmente de forma temporal, pero este sábado el Vaticano dijo que se convertirían en definitivas desde el 30 de abril e incluirían elementos adicionales destinados a reforzar la lucha frente los abusos dentro de la Iglesia.
Los escándalos de abusos han destrozado la reputación del Vaticano en muchos países y han supuesto un gran desafío para Francisco, que ha aprobado una serie de medidas en los últimos 10 años destinadas a exigir responsabilidades a la jerarquía eclesiástica.
Los críticos dicen que los resultados han sido desiguales y han acusado a Francisco de ser reacio a expulsar a prelados abusivos.
Las nuevas normas abarcan ahora a los líderes de organizaciones supervisadas por el Vaticano y dirigidas por laicos, no sólo por sacerdotes, tras numerosos cargos presentados en los últimos años.
Mientras que las normas originales cubrían los actos sexuales dirigidos contra “menores y personas vulnerables”, la nueva versión ofrece una definición más amplia de las víctimas, refiriéndose a los delitos cometidos “contra un menor o con una persona que tenga habitualmente un uso imperfecto de la razón o con un adulto vulnerable”.
Según el Vaticano, los miembros de la Iglesia tienen la obligación de denunciar los casos de violencia por parte de clérigos, así como el acoso a seminaristas o novicios adultos.
Las disposiciones actualizadas se han dado a conocer un mes después de que la orden religiosa católica romana de los jesuitas dijera que las acusaciones de abusos sexuales, psicológicos y espirituales contra uno de sus miembros más destacados eran muy creíbles.