Ayer fueron Trending Topic las muertes de 5 hipermillonarios en un submarino, donde pagaron US$250.000 por cada asiento, lamentable y dolorosa noticia, y en Costa Rica fue hipernoticia la visita de Shakira y sus hijos.
Había otra noticia, de UNICEF, que no vende prensa, informaba que ayer murieron 8.000 niños de hambre en el mundo. De inmediato, el pensamiento va hacia las madres: ¡que dolor!, que angustia ante la fatalidad!, sin que ellas puedan hacer nada por sus seres más queridos.
Con solo el costo de un viaje de Titán y otro de turismo espacial, habría recursos para darles de comer a esos 8.000 niños por un año.
En Costa Rica 315.000 personas pasaron hambre y pasarán diariamente y 1.170.000 no les alcanzan los ingresos para satisfacer las necesidades básicas (cifras del INEC). Para estas personas, cada día viven la angustia de no tener lo suficiente para saciar el hambre. Es angustia permanente para cientos de madres, padres, ancianos y niños que han de acostarse con el estómago vacío.
Sí estamos en política, no se podemos cauterizar la conciencia, no se puede perder la capacidad de asombro, y menos volver la cara antes semejante realidad.
Tampoco, se puede apoyar ni disimular irresponsables que recortan los programas de apoyo a esas poblaciones habiendo recursos o no buscándolos.
He oído a algunos “estadistas” hablar de la responsabilidad fiscal ante todo y por ello justificar el recorte de los gastos sociales, en procura de la estabilidad macroeconómica. Mientras que promueven exoneraciones multimillonarias mediante leyes inmorales a quienes deben pagar tributos, disimulan los portillos fiscales hasta el extremo de que el país sea sancionado en el mundo, vuelven la cara al desmadre que revelan los Panamá Papers, o las cifras fiscales de grandes contribuyentes.
Estás contradicciones no pueden subsistir en una agrupación política de centro.
El Gobierno dispone de los mecanismos para solucionar el problema del déficit mediante mejoramiento de los ingresos, si redujera la evasión, cerrara los portillos a la elusión, dejará de pagar intereses abusivos por la deuda pública, y transparentara todo lo relativo al resto de gasto para evitar el pago de sobre precios en las compras.
Si el gobierno hiciera la mitad de esa tarea, se acabarían las penurias de miles de familias y la economía se reactivaría. O será que esa parte de los derechos humanos no cuenta para algunos y algunas y se pueden postergar.
El hambre diaria 315.000 compatriotas merece una sería reflexión individual y colectiva de los que nos denominamos de centro.
Y se puede lograr en democracia: ese es el ideal.
¡Piense, 315.000 con hambre todos los días!