Un terremoto de magnitud 7,8 azotó el sureste de Turquía y Siria a primeras horas de este lunes, derribó cientos de edificios y mató a más de 1.900 personas.
Se estima que aún quedan cientos de personas bajo los escombros y que la cifra de víctimas podría subir conforme los rescatistas buscan entre los restos en ciudades y pueblos.
A ambos lados de la frontera, los temblores despertaron a la gente varias horas antes del amanecer e hicieron salir a muchos a las calles en una noche fría, con viento, lluvia y nieve. Docenas de edificios se derrumbaron en ciudades de toda la región fronteriza.
Socorristas y residentes buscan ansiosos bajo los escombros, entre las pilas de metal retorcido y bloques de concreto a víctimas sepultadas.
En la ciudad turca de Adana, los testigos dijeron que habían oído a una persona pedir ayuda bajo los restos de un edificio. “No tengo fuerzas para aguantar”, lloró la víctima. Más al este, en Diyarbakir, grúas y equipos de rescate trabajaban en un amasijo de concreto, que fue un edificio de apartamentos.
Del lado sirio de la frontera, el sismo remeció regiones bajo control opositor, donde hay millones de desplazados y un decrépito sistema de salud después de varios años de guerra. Al menos 11 personas murieron en la localidad de Atmed y muchas más quedaron enterradas entre los escombros, dijo un doctor del lugar, Muheeb Qaddour, en entrevista telefónica con AP.

“Se teme que haya cientos de muertos”, dijo Qaddor, refiriéndose a la región noroccidental del país. “Estamos bajo presión extrema”.
El sismo, que llegó a sentirse en El Cairo, tuvo epicentro en la ciudad de Gaziantep, a unos 90 kilómetros de la frontera con Siria. En la zona también hay millones de refugiados sirios.
Se registraron al menos 20 réplicas cuando ya había salido el sol. La más fuerte tuvo una magnitud de 6,6, según las autoridades turcas.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, dijo en Twitter que “se enviaron de inmediato equipos de búsqueda y rescate” a las áreas afectadas. “Esperamos que superaremos este desastre juntos lo más pronto posible y con la menor cantidad de daños”.
Al menos, 284 personas murieron en 10 provincias turcas, con más de 2.000 heridos, según el vicepresidente del país.
La cifra de muertos en las zonas de Siria controladas por el gobierno subió a 239, con unos 600 heridos, según medios estatales sirios.

También, se reportaron, al menos 120 muertos en zonas bajo control rebelde del país, según los Cascos Blancos, aunque otra organización médica dio una cifra de 106 muertos. Ambas dijeron que había cientos de heridos.
El sismo destruyó edificios desde las ciudades sirias de Alepo y Hama hasta la turca Diyarbakir, a más de 330 kilómetros de distancia al nordeste. Casi 900 edificios se desplomaron en las provincias turcas de Gaziantep y Kahramanmaras, según el vicepresidente Fuat Oktay.
Un hospital se derrumbó en la ciudad costera mediterránea de Alejandreta, pero en un primer momento se desconocía el número de víctimas, señaló.
Países desde Taiwán a Rusia y Alemania ofrecieron enviar ayuda, ya fuera material médico, equipos de rescate o dinero.
En Turquía, la gente que intentaba salir de las regiones afectadas provocó atascos de tráfico que complicaban los esfuerzos de los equipos de emergencias por llegar a los lugares golpeados. Las autoridades instaron a los vecinos a no tomar las carreteras. Mezquitas de toda la región abrían como refugio para la gente que no podía regresar a sus casas en temperaturas que rondaban la congelación.
En Diyarbakir, los equipos de rescate pedían silencio mientras trataban de oír a los sobrevivientes de un edificio destruido de 11 plantas.