En Bolivia, casi 28.000 familias están afectadas por la sequía. Tarata, con más de 12.000 habitantes, es uno de los municipios más afectados por la escasez de agua.
La sequía extrema allí ha generado cuantiosas pérdidas a los agricultores y pone en riesgo la vida de miles de animales.
Es que la falta de agua no solo está afectando el consumo diario de las familias, sino también los cultivos, especialmente maíz, trigo y papa, que son clave para el abastecimiento de estas familias.
“Si no hay agua, no hay vida. Todos los vertientes también se están perdiendo, antes había en todas esas partes, había vertientes y entonces son eso regaba la gente”, dice con preocupación Abel Córdoba, un campesino afectado por la sequía.
En Tarata viven cerca de 12.000 personas, la mayoría dedicadas a la agricultura y la ganadería. El Ministerio de Defensa de Bolivia estima que podrían perderse 10.200 hectáreas de tierra cultivable y la vida de 130 mil cabezas de ganado está en riesgo.
“La cantidad de agua está bajando, entonces no hay mucha floración y tenemos también las abejitas, las aves también están muriendo, no tienen flora”, agrega Carmen Rodríguez, residente de Tarata.
Las intensas temperaturas que azotan la región dejan tierra árida, infértil para los cultivos.
El Alcalde de Tarata, Daniel Vallejo, asegura que la Declaratoria de Desastre fue el último recurso en una situación al límite.
“Ya nosotros nos hemos declarado como una zona de desastre en el municipio, en el 100% como tal”, precisó Everth Rocha, director de Desarrollo Productivo de Tarata.
Bolivia es afectado por La Niña desde hace tres años, un fenómeno que se caracteriza por fuertes precipitaciones, pero, en este 2023 ha tenido un comportamiento inusual, con la falta de lluvias.
39 municipios son los más afectados y 22 ya tiene declaratoria de emergencia. En algunas ciudades, el acceso al agua se ha tenido que racionar.
Esta emergencia afecta especialmente a las comunidades indígenas.