Las imágenes son impactantes. Vimos las “cabezas de agua”, el deslizamiento del cerro y el desbordamiento del río Aguas Zarcas producto de la influencia de la tormenta tropical n.º 22. Dichosamente, el saldo son solo daños materiales.
Pero, la situación sería completamente diferente si se hubiera permitido que la empresa Eurospect S.A. se instalara en la parte alta de, lo que hoy es, el Parque Nacional del Agua Juan Castro Blanco. Esta compañía, para 1989, ya había obtenido los permisos gubernamentales para explotar 4 kilómetros cuadrados y sacar azufre, oro, plata y arenisco mediante minería a cielo abierto.
Hoy, la mega mina no existe gracias a la lucha del Comité Pro-Defensa de la Zona Protectora Juan Castro Blanco, que iniciaron con manifestaciones pacíficas en el Parque de Ciudad Quesada, donde participaron estudiantes universitarios y de secundaria, dirigentes políticos y religiosos, pastorales sociales. Entre ellos, Carlos Murillo Ulate, fundador de la Organización Ambientalista Unión Norte por la Vida (UNOVIDA).
Murillo fue un reconocido ambientalista local que, desde la década de los años 70, había librado luchas importantes contra la extracción de madera, justamente, en los cerros de los que hoy se conoce como el Parque del Agua.
La lucha contra la empresa minera Eurospect y el gobierno duró desde 1989 hasta 1992. En estos tres años, la organización comunal logró aglutinar a cientos de sancarleños y sancarleñas bajo la consigna de defender la “Montaña Sagrada”.
Para junio de 1990, conforma la Asociación Ecologista de la Zona Norte (EZONO), que desarrolló campañas de información a través de la radio, mesas redondas, mantas, volantes, manifestaciones y visitas a organizaciones aliadas con el fin de no permitir la minería y que la zona pasara a ser considerada un área de conservación con categoría de parque nacional.
Como requisito previo a la explotación, la empresa estaba obligada presentar un estudio de impacto ambiental que debería ser aprobado por el Ministerio de Recursos Naturales Energía y Minas (MIRENEM), antecesor del actual Minae. Para la normativa de esa época, era preciso que dicho estudio fuera analizado por una Comisión Gubernamental de Evaluación y Control de Estudios de Impacto Ambiental.
La presión social y comunitaria hizo que esta comisión no diera el visto bueno a la empresa Eurospect y se archivara el proyecto. Gracias a esa lucha, en junio de 1991, la Asamblea Legislativa crea el Parque Nacional del Agua Juan Castro Blanco, llegando a tener 14.258 hectáreas de extensión.
Una vez más, es gracias a las luchas comunitarias que hoy el país no sufre de un grave accidente minero. Tragedias como la ocurrida en Brumariño, en el estado de Mina Gerais, en Brasil. Responsabilidad de la empresa Vale, este desastre minero ocurrió a inicios de 2019. En donde murieron casi 300 personas, contaminó el lodo con miles de toneladas de residuos tóxicos y con metales pesados.
Se puede uno imaginar cuán distinto sería el panorama hoy si Eurospect hubiera deforestado y escarbado esas 400 hectáreas e instalado quién sabe cuántas lagunas de relaves que terminarían por precipitarse sobre los ríos y, más abajo, sobre las poblaciones.
Es verdad que en Aguas Zarcas hay pérdidas materiales y un clima de riesgo para su población, pero, sin duda, de haberse instalado Eurospect en lo alto del cerro, el impacto de este desastre nos sería insufrible. Esta país es lo que es, en parte, por las luchas comunitarias en defensa de los bosques y los ecosistemas.
El autor de este artículo de opinión es miembro de la Red de Coordinación en Biodiversidad.