De la Revista de La Región, El despertar del Arenal, edición de la periodista Katerine Mora.
Hace 55 años no deseaban dejar su comunidad para dar paso a una gran represa que iba a ser construida por el Instituto Costarricense de Electricidad, no fue sino, hasta el 29 de julio de 1968 que la erupción del Volcán Arenal desnudó una comunidad con sueños y le quitó la vida a muchos pobladores.
De pronto, la realidad reflejaba que debían abandonar de por vida el lugar donde creció Arenal de Tilarán y buscar otro sitio para comenzar de nuevo.
Las 300 familias tuvieron sobre la mesa tres opciones: quedarse al oeste de lo que sería el embalse del Proyecto Hidroeléctrico Arenal; irse a La Joya, a unos 10 kilómetros de distancia, o trasladarse hacia la cabeza de la península de Santa María, a 15 kilómetros, estos dos sitios al este del lago.
La Joya las seducía, pero coincidieron en que estaba muy cerca del volcán Arenal, que había explotado en 1968 y para entonces, a mediados de la década de los 70, mostraba a diario sus amenazantes lenguas de fuego.
Y se fueron 1976, hace 47 años, entre añoranzas, oraciones y llantos, hacia la parte gorda del accidente geográfico de Santa María, un lugar alto, ventoso y lluvioso, donde el sol estaba ausente y la niebla iba a diario a ras del suelo.
De entrada, parecía mejor vida pues las casas estaban bien construidas y tenían cielorraso, agua, electricidad y teléfono, aparte de que el pueblo contaba con calles de lastre en excelente estado, más cordón y caño.
Pronto se inició el suplicio, no había en qué trabajar, nadie producía y los pulperos, aunque solidarios, tenían problemas para dar crédito a gente sin ingresos regulares.
Entonces surgió la opción de cultivar café y macadamia, lo que dio origen a la Cooperativa de Tilarán R.L. El Banco Nacional de Costa Rica dio créditos a los productores y renacieron las ilusiones.
No todo se derrumbó, años después debido a la escasa producción, problemas de mano de obra para levantar las cosechas e incluso deficiencias administrativas.
Muchos vecinos dejaron sus parcelas abandonadas y se fueron de Nuevo Arenal perseguidos por las deudas y las añoranzas de su Arenal viejo.
Hoy las inversiones de los extranjeros en los terrenos cercanos a Nuevo Arenal es parte del principal ingreso para los habitantes de esta comunidad, que anhela seguir creciendo de la mano de la historia.